jueves, 20 de junio de 2019

GATO BARBIERI




Leandro J. Barbieri, conocido artísticamente como Gato Barbieri, nació el 28 de noviembre de 1932 en Rosario. Saxofonista de jazz argentino.



Hijo de un carpintero y sobrino del saxofonista y clarinetista Mario Barbieri. Creció cerca del Parque de la Independencia. Una infancia marcada por el fútbol –hincha de Newell’s Old Boys- y las tempranas clases de música fueron el entorno de ese músico que años después llegó a ser el saxofonista argentino de jazz más destacado a nivel internacional. Extrovertido, espectacular siempre, Gato supo crear un sonido profundamente personal a partir de su saxo tenor, a pesar de las tempranas influencias de John Coltrane, Pharoah Sanders y Carlos Santana. Un tono desgarrado frecuentemente a base de notas largas y un volumen elevado y a veces distorsionado. Así, fue uno de los primeros jazzmen en destacarse en lo que se denominó el jazz latino, aunque Gato también abordó el jazz de vanguardia, sobre todo en los años 60, además del pop y la fusión a finales de los 70.


A los 12 años, Gato Barbieri aprendió en Rosario a tocar el clarinete tras sentirse impresionado por la escucha de “Now's the time”, de Charlie Parker. Junto a su hermano mayor, Rubén, estudió música en la escuela Infancia Desvalida de Rosario, y su primer maestro de música fue Alfredo Serafino. En 1947 se trasladó junto a su familia a la Capital Federal y allí siguió la historia: continuó con sus lecciones de música, ingresó junto a su hermano en la orquesta del legendario René Cóspito, vivía en una casa en Matheu y Carlos Calvo, el fútbol en el Club Platense, y el clarinete tocado con atisbos de gran músico.



Con el maestro Ruggiero Lavecchia como su insistente profesor, Gato optó por abandonar el clarinete y aferrarse al saxo. Un primer paso por la Jazz Casablanca –orquesta con la que en 1949 volvió por un día a Rosario y subió por primera vez a un escenario de su ciudad natal en el club Sportmen Unidos-, su incursión en el mundillo porteño del jazz y luego, sí, el salto inicial, como miembro de la orquesta de Lalo Schifrin. Fue en 1953 cuando Gato Barbieri se convirtió en una celebridad musical gracias a sus actuaciones, precisamente, en la orquesta de Schifrin, agrupación con la que en esa misma década actuó una noche en el teatro El Círculo de Rosario. A finales de los cincuenta, Barbieri comenzó a dirigir sus propios grupos, tocando ya el saxo tenor.



Como Astor Piazzolla, como el citado Schifrin, como Dino Saluzzi, Barbieri sintió que se estaba asfixiando. A comienzos de los años 60 empezó a sentir que los espacios se estaban achicando, que su música debía desarrollarse en otro contexto, y no dudó en cambiar Buenos Aires por Roma. Se trasladó a la capital italiana en 1962, pero fue en París donde conoció a Don Cherry, trompetista célebre del free jazz. Gato se unió a su grupo y se empapó raudamente del jazz de vanguardia. A finales de esa década tocó también con Mike Mantler´s Jazz Composers´ Orchestra. Lo cierto es que a partir del 62 salió a conquistar el mundo, y tras aprobar la severa exigencia del público de jazz, Gato encontró su propio sendero mezclando ritmos latinoamericanos con aquella vieja magia negra, caracterizado por sus lentes y su sombrero.



Ya en los años 70, Barbieri experimentó un cambio e incorporó a su música melodías, instrumentos, armonías, texturas y ritmos latinoamericanos con dos excelentes músicos como Domingo Cura y Adalberto Cevasco. Discos como el vivo El Pampero (1971), con Flying Dutchman y sus Chapters para el sello discográfico Impulse, con exploraciones de ritmos y texturas brasileñas, afrocubanas y argentinas, le proporcionaron un gran prestigio en el mundo del jazz. Sin embargo fue el cine el medio que lo hizo más conocido: el éxito comercial de 1972 El último tango en París, de Bernardo Bertolucci, contó con una sensual banda de sonido creada e interpretada por Gato Barbieri. Un contrato con A&M en los Estados Unidos le llevó a realizar discos de fusión entre jazz y pop a finales de los 70.



En esta etapa de su vida, Nueva York pasó a ser su definitivo hogar. Trabajó con Gary Burton, renovó la alianza con Don Cherry y empezó a grabar para Flying Dutchman. De esa etapa fueron The Third World (1969), Fenix (1971) y Bolivia (1973). Y, a pesar de su reencuentro con el mítico trompetista, el free jazz pasó a la historia y el latin jazz fue el centro de la vida musical de Barbieri. Cambios de compañía y de músicos, giras, innumerables conciertos, introdujeron a Barbieri en un huracán del que le era difícil escapar. A pesar de esto, se las ingenió para seguir produciendo buenos álbumes, como Chapter three: Viva Emiliano Zapata (1974), Impulsively! (ambos para ABC Impulse Records), Caliente (1976), Trópico (1978) y Passion and fire (1979), estos tres últimos  álbumes registrados por A&M.



A inicios de los años 80, Barbieri continuó en la búsqueda de un sonido sudamericano intenso, aunque ahora influenciado por el rock. Se sabe, sus oscilaciones estilísticas fueron una constante en su trayectoria y al mismo tiempo un sello personal. Sus incursiones discográficas disminuyeron y Para los amigos, del 81, quedará como el álbum más representativo de esta etapa. Tras el álbum The third world revisited, de 1988, Gato optó por tomar un largo descanso. Aquejado por serios problemas en el corazón y afectado por la muerte de su mujer Michelle en 1995, Barbieri estuvo inactivo prácticamente buena parte de la década del 90, pero regresó en 1997, tocando intensamente en el Playboy Jazz Festival de Los Ángeles y grabando a partir de entonces varios discos, entre ellos Qué pasa (1997), un álbum que sirve para observar al melancólico Barbieri de ese momento.



Por fin, en 1999 Gato volvió a su ciudad natal, después de cincuenta y dos largos años de ausencia. Y lo hizo de la mejor manera. Frente a unas diez mil personas, el 13 de marzo de ese año tocó junto a su banda en un concierto con entrada gratuita en el Patio Cívico del Monumento a la Bandera. Un show inolvidable para miles de rosarinos. Hubo solos espectaculares, momentos que quedarán grabados en la memoria sin que nada pueda borrarlos, como “Remembranzas” o “Las hojas muertas”, “El arriero” o “El día que me quieras”, además de una versión latina de “Último tango en París”. Sobre fines del mismo año, Gato volvió a Rosario para dar un concierto en el teatro El Círculo. En el 2000, junto a Paquito D´Rivera, Bebo Valdés y Chucho Valdés, Gato protagonizó el filme musical del español Fernando Trueba "Calle 54", un tributo al latin jazz.



En el 2010, Gato terminó de grabar en Nueva York un disco de standards ideado y producido por su amigo el baterista Néstor Astarita, cuyo repertorio está integrado por obras como “So what”, de Miles Davis; “The third world revisited ”, de Thelonious Monk; “Equinox”, de John Coltrane (con un aire de milonguita); el vals “Someday my prince will come” y una versión de “Prepárense”, de Astor Piazzolla. El álbum fue editado por Melopea, el sello que dirige el también rosarino Litto Nebbia.
Gato Barbieri falleció en un hospital de Nueva York a la edad de 83 años y victima de una neumonía el 2 de abril de 2016.

DISCOGRAFÍA seleccionada,

ÁLBUMES:





Fuente: lamusicadesantafe.com
Fotografía: janperssoncollection.dk
Carátulas discos: lastfm.es/amazon.com/en.wikipedia.org/clubdeldisco.com/todocoleccion.net

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